Se cumplen 12 años exactos de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 que conmocionaron al mundo entero. Estoy preparando un ciclo de artículos sobre Nueva York y voy a comenzarlo hablando de la Zona Cero.
Todo el mundo se acuerda de lo que estaba haciendo aquel martes fatídico cuando le llegó la noticia. El mundo entero se paralizó delante de un televisor o un aparato de radio. En mi caso, seguí la noticia con Matías Prats en Antena 3 y recuerdo perfectamente su cara y sus palabras de asombro cuando sufrió el impacto la segunda de las Torres Gemelas.
No nos podíamos creer que aquello estuviera ocurriendo realmente: un avión comercial se había estrellado contra la Torre Norte. Minutos más tarde, tomó forma la verdadera dimensión de la tragedia cuando un segundo avión impactó contra la Torre Sur. Es curioso como casi todo el mundo recuerda el tercer avión, que impactó en una de las paredes exteriores del Pentágono, pero a mucha gente se le ha olvidado que había un cuarto avión secuestrado, que terminó impactando contra el suelo en Pensilvania después de que los propios pasajeros se rebelaran contra los terroristas islámicos. Se dice que aquel cuarto avión tenía como objetivo el Capitolio (Washington), aunque no se descarta que su destino pudiera ser también La Casa Blanca.
Si visitáis Nueva York, os recomiendo que no dejéis de visitar la Zona Cero. No os llevará demasiado tiempo y la entrada es gratuita, aunque al entrar nos encontramos unas urnas para depositar el donativo que creamos conveniente para ayudar a rehabilitar y mantener la zona. Por donativos de 10$ o más, recibiremos una pulsera conmemorativa.
En mi caso, la visita me resultó muy sorprendente, porque no había visto imágenes de lo que estaban haciendo allí. Toda la manzana está reconvertida en un gran parque, en el que destacan los dos enormes cuadrados que han quedado en los huecos donde se levantaban las Torres Gemelas. Son dos “piscinas” enormes, con cascadas en los laterales por debajo del nivel del terreno. Alrededor de ambas piscinas, están grabados en piedra los nombres de todas y cada una de las víctimas de los atentados.
Otro de los atractivos de la zona es el árbol superviviente, según cuentan, el único que quedó vivo tras la tragedia.
Justo al lado de la Torre Norte, han levantado la Torre de la Libertad, que ahora es el edificio más alto de Estados Unidos. Es visible prácticamente desde todo Manhattan con sus 541 metros de altura (1776 pies, correspondiendo con el año de la declaración de la independencia del país).
En el propio complejo, están terminando de construir un museo, que estará abierto al público a partir de 2014. Albergará, entre otras cosas, pedazos conservados de las Torres Gemelas.
Es realmente emocionante pasar por allí, ver lo que hay ahora y tratar de imaginarse cómo quedó aquello tras los atentados. Se ponen los pelos de punta al pensar la cantidad de gente que perdió allí la vida o la de sus seres queridos.
Por último, queda una reflexión. Allí, tras la tragedia, han habilitado una zona turística en memoria y homenaje a las víctimas. ¿Habría pasado lo mismo en España? ¿O quizás se habrían levantado pisos o se habría vendido el terreno a alguna gran superficie comercial?